La glicina (también conocida como glicocola) es un aminoácido no esencial desde el punto de vista nutricional, ya que el organismo puede sintetizarlo a partir de otros compuestos como la serina y la treonina. No obstante, también se encuentra disponible en la dieta a través de alimentos ricos en proteínas, como carnes, pescados, productos lácteos y legumbres, así como en suplementos nutricionales.
A pesar de ser el aminoácido más simple en estructura, la glicina cumple funciones clave en numerosos procesos fisiológicos, incluyendo la síntesis de proteínas, la formación de colágeno, la neurotransmisión inhibitoria en el sistema nervioso central y la participación en rutas metabólicas relacionadas con la desintoxicación y el equilibrio redox.
La glicina es un aminoácido que, en general, ha demostrado ser bien tolerado cuando se consume dentro de los rangos comúnmente utilizados en suplementos alimenticios. En casos poco frecuentes y a dosis elevadas, algunas personas pueden experimentar molestias gastrointestinales leves, como distensión abdominal, náuseas o cambios en el tránsito intestinal.
Como con cualquier suplemento, se recomienda consultar a un profesional de la salud antes de iniciar su consumo, especialmente en personas que presentan condiciones médicas, como alteraciones metabólicas, o que estén bajo tratamiento farmacológico. Esta orientación permite evaluar adecuadamente las necesidades individuales y evitar posibles interacciones.
La glicina ha sido objeto de múltiples estudios preclínicos y clínicos que sugieren su papel en:
Referencias científicas:
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